Ya anticipamos en nuestro artículo de 3 de noviembre, que nuestra opinión respecto de la reclamación de los impuestos de los préstamos hipotecarios era más bien pesimista.
De hecho, esta opinión ya la veníamos manteniendo desde el inicio en este otro artículo sobre gastos de las hipotecas.
Aunque la decisión del Tribunal Supremo ha sido sumamente criticada, la verdad es que en cuanto al fondo, jurídicamente, es muy defendible.
De hecho, el Tribunal Supremo había interpretado muchísimas veces los artículos que llevaron a la locura jurídica, y siempre o había hecho en el mismo sentido, manteniendo que el obligado tributario era el cliente bancario. En defensa de su opinión había utilizado contundentes y variados argumentos, y por lo tanto su opinión era clara al respecto.
Lo que no parecía muy coherente era este brusco giro.
La imagen del Tribunal Supremo después de su decisión.
En opinión de Som Advocats, y aunque el fondo del asunto merezca otra solución, la verdad es que la apariencia del Tribunal Supremo, como órgano judicial superior e independiente, ha quedado bastante desmerecida.
No parece muy serio que se convoque un Pleno a toda prisa con todos los Magistrados, para debatir una decisión ya tomada y mirar de deshacer sus efectos.
En cualquier caso, la actuación prudente habría sido convocar el Pleno antes, como ya se hizo con el asunto de las cláusules suelo, en el que todos los Magistrados se reunieron previamente para valorar una sentencia que habría de tener relevantes consecuencias.
La retroactividad plena de la decisión no tenía ningún soporte jurídico.
Aunque algunos despachos de abogados muy populares por salir en televisión, se apuntaron rápidamente a la posibilidad de reclamar, desde Som Advocats siempre pedimos calma y prudencia a todos quienes nos llamasteis, y es que como ya explicábamos en nuestro artículo de 3 de noviembre, no solo la decisión era jurídicamente dudosa, sino que, además, los efectos de una posible retroactividad no estaban nada claros.